2022-04-21

Francia a la búsqueda de una izquierda "realista"

Si nada cambia, las elecciones presidenciales francesas de 2022 amenazan con convertirse en una réplica de las de 2017, donde el hoy presidente, Emmanuel Macron, venció a su rival de ultraderecha Marine Le Pen en la segunda vuelta tras vencer en la primera a los partidos tradicionales tanto de la derecha, Los Republicanos, como de la izquierda, especialmente el Partido Socialista (PS) que cosechó los peores resultados de su historia cuando venía de gobernar el último quinquenio.

Tres años después y cuando ya empieza el descuento para un nuevo ciclo electoral, el panorama, sobre todo en la izquierda, no ha mejorado. El PS sigue sin levantar cabeza a nivel nacional —aunque las recientes municipales le hayan dado un respiro al lograr ratificar sus principales plazas, empezando por París— y tampoco las otras izquierdas, especialmente la más radical de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, consiguen enganchar a ese electorado progresista desencantado con el rumbo de un Macron que, aunque se presentó como “ni de derechas ni de izquierdas”, ha hecho en los últimos tiempos más guiños a la derecha que a la izquierda que también lo aupó al poder.

A esa izquierda que se siente huérfana apela ahora el periodista Laurent Joffrin. Tras abandonar la dirección del diario de izquierdas Libération, y junto con más de un centenar de personalidades francesas —y otros sociólogos, politólogos, activistas y ciudadanos anónimos— ha lanzado una iniciativa que busca “contribuir a la refundación de una izquierda realista, reformista, pero una izquierda también de transformación social, una izquierda que afronta los desafíos de hoy y que devuelve la esperanza de un mundo mejor”.

“La izquierda nunca ha ganado dividida. Actualmente hay una izquierda radical y otra ecologista. Ninguna puede ganar sola”, analiza Joffrin en entrevista con varios diarios europeos tras presentar su propuesta, que dice llevaba meditando desde comienzos de año.

El periodista devenido en político —aunque por ahora excluye buscar un puesto electo, de hecho hasta considera “prematuro” avanzar un posible nombre al frente de una futura formación política, aunque el objetivo sea claramente tener una alternativa a Macron en dos años— defiende la idea de una izquierda capaz de “tomar el poder”, frente a lo que considera una izquierda “que da lecciones pero no gobierna”. “¿Quién ha aumentado el poder de los trabajadores? ¿quién ha conseguido el salario mínimo? ¿quién ha legalizado el matrimonio homosexual? ¿Quién ha creado el impuesto a la fortuna? ¿Quién? No es la izquierda radical. Ni la ecologista tampoco. Es otra izquierda. Con los ecologistas y quizás incluso con un Partido Comunista, pero en un marco reformista”, sostiene.

El movimiento se llama por ahora Les engagé.e.s (los comprometidos/as), aunque su nombre definitivo, como la definición de sus estatutos y estructura están aún por concretarse. Aunque Joffrin defiende la idea de que sea un movimiento “ciudadano”, en su manifiesto inaugural brillan algunas firmas. Como el de la escritora Mazarine Pigeon, hija de François Mitterrand, los sociólogos Alain Touraine, Michel Wieviorka y François Dubet, el demógrafo e historiador Hervé Le Bras o el cantante Benjamin Biolay. Joffrin se ríe. “Hay que llamar un poco la atención”, dice quien conoce como pocos el mundo de la comunicación.

La sonrisa se borra cuando se le pregunta por François Hollande. El periodista no ha logrado disipar los rumores de que tras su iniciativa está el expresidente socialista, a quien cuenta entre sus amigos. “Hace meses que Hollande busca una ventana por la que volver a la vida política. Pero no se da cuenta de que nadie lo quiere, porque si hay algo que se nos reprocha, es su quinquenio”, dijo a Le Monde una fuente próxima a Olivier Faure, el actual líder socialista que, según reconoce Joffrin, se ha mostrado “reservado” con su iniciativa. “A mis 68 años, no voy a empezar una carrera de marioneta”, replica el periodista, quien espera con su movimiento “incluir y superar las formaciones de la izquierda histórica, especialmente el PS”. “A los partidos tradicionales les cuesta reinventarse”, agrega cuando se le pregunta por qué no bastaría con intentar renovar el partido en el que militó de joven.

El de Joffrin no es el primer intento de reunificar a la izquierda que —eso lo admiten muchos en este campo— por sí sola, dividida como está ahora mismo, tiene pocas posibilidades de levantar cabeza. Ya lo intentó, hace año y medio, el ensayista Raphaël Glucksmann con la plataforma Plaza Pública, con la que intentó presentar una lista unificada de izquierdas para las elecciones europeas. Joffrin se desmarca. “No voy a unir orgánicamente a gente que no quiere unirse”, señala. ¿Tendrá más éxito él? Es aún pronto para decirlo. En cualquier caso, considera, hay espacio para una izquierda alternativa y hay que intentarlo. “Esto es una nueva oportunidad, no la última”.

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