2022-04-21

Las políticas para el corto plazo son correctas, pero no resuelven los problemas estructurales de Latinoamérica

En Latinoamérica y el Caribe, más de 3,2 millones de personas han dado positivo por covid-19 y 118 millones han fallecido por la enfermedad hasta la fecha. La magnitud de las consecuencias económicas y sociales de esta crisis sanitaria están todavía por ver. La región no está aún siquiera en la fase de la salida de la pandemia. Así lo cree Alexandre Meira da Rosa, Vicepresidente de Países del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, el organismo ya está pensando en ese momento, cuando pase la tormenta y toque reparar daños.

Con la mirada ya en un futuro pos-covid, el BID ha elaborado un análisis para cada una de las subregiones: Centroaméricapaíses andinos, el Cono Sur y el Caribe. En cada uno de estos estudios se hace un diagnóstico de situación y se observan cuáles son las oportunidades de actuación para que la región vuelva a crecer. Las nuevas tecnologías, que tan importantes se han demostrado en tiempos de confinamiento, permiten que Meira da Rosa comente desde el otro lado del Atlántico los principales hallazgos de estas publicaciones.

Pregunta. ¿Cuáles son las conclusiones más importantes de estos informes?

Respuesta. La primera es que la región puede estar enfrentando la coyuntura económica más compleja en décadas. Las proyecciones de crecimiento de Fondo Monetario Internacional estiman una caída para este año del 9,5 del PIB. Y aunque proyecta un crecimiento de 3,8% para el año que viene, viene de una base muy baja. Hay una temática que complica la situación y es que los países no están todavía, al contrario de otras áreas del mundo, en el período de recuperación. Están aún dentro de la emergencia y en la tarea de darle repuesta, las curvas no están estabilizadas. De hecho estamos viendo un incremento de casos y muertes.

P. ¿Cómo está siendo esa respuesta?

R. Hemos visto que las políticas que se han implementado en la región para atender a la emergencia, han sido en general, desde el punto de vista económico, correctas. Son mecanismos de ayuda a corto plazo para asegurar el ingreso a los más vulnerables y apoyo a las empresas que enfrentaban un shock de oferta tan grande. Y aunque esas políticas son necesarias, correctas en su tiempo para lo que fueron diseñadas, tienen dos limitaciones: no resuelven los problemas estructurales que la región ya enfrentaba antes de la pandemia, pero que la pandemia ha acentuado, como la informalidad, la baja productividad laboral y empresarial, los desequilibrios fiscales y el alto nivel de endeudamiento; y lo segundo es que son medidas importantes ahora, pero que no son sostenibles en el largo plazo.

P. ¿Cuáles son esos retos que habrá que abordar en el largo plazo?

R. La pandemia ha evidenciado, puesto en crudo, algunas de las vulnerabilidades de la región y la falta de preparación para enfrentar este tipo de shocks externos. Las exportaciones están altamente concentradas en pocos productos, los sistemas de salud son muy débiles y se ha agudizado la fragilidad del tejido social y productivo, las redes de protección social en la región existían pero eran muy frágiles. Y lo mismo se puede decir del tejido productivo: más del 60% de empleo formal viene de pequeñas y medianas empresas, y hemos visto que los sistemas regionales de apoyo a esas empresas eran muy frágiles.

P. ¿Qué soluciones proponen?

R. Vemos tres ejes de acción de cara a la recuperación en el futuro. Primero, seguir apoyando a la población más vulnerable y la clase media que recién había surgido en la región en los últimos años, para impulsar la demanda. Segundo, apoyar a la economía real a través de la protección del empleo, sobre todo de las pequeñas y medianas empresas. Y en tercer lugar, mantener la estabilidad macro-fiscal. Vamos a ver un deterioro de la posición fiscal de los países, vamos a ver un endeudamiento, es inevitable en el corto plazo; pero es muy importante que no se descontrole.

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